¿Sabes en qué día estás? A la semana, al mes, añade tu ciclo.

Ante esta pregunta las respuestas acostumbran a ser «lunes» u «ocho». Sin embargo, al ser mujer hay que añadir un calendario más: el de nuestro ciclo.

¿Puedes ahora contestar? Yo sí. Tras tiempo escuchando mi cuerpo, mis cambios, mis fases, identifico con facilidad en qué momento del ciclo me encuentro. Y eso me es muy útil para:

  • Comprender mejor mi cuerpo, mi estado de ánimo, mi energía en cada momento.
  • Fluir en mi día a día y en mis rutinas en paralelo a mi ciclicidad.
  • Identificar y aprovechar mis potencialidades en cada fase.
  • Preparar mi cuerpo para la siguiente fase, sobre todo si es una tan sintomática como la premenstrual o la menstrual.
  • Identificar y trabajar para devolver el equilibrio ante cualquier desarreglo menstrual o desajuste en el ciclo.
  • Adecuar mi alimentación, infusiones, suplementación y, en caso de sentirlo necesario, otros autocuidados o terapias, a cada fase.

A modo de ejemplo, soy consciente de que los tres primeros días de mi ciclo estoy agotada, mi cuerpo va más despacio y mi mente no puede correr. Emocionalmente estoy más sensible. Por ello cinco días antes empiezo con suplementación natural de vitaminas y minerales, refuerzo el sistema inmune y adelanto todas las tareas que puedan requerir más esfuerzo físico o creatividad. De esta manera puedo dedicarme a las tareas estrictamente necesarias e intransferibles. En el plano laboral me centro en tareas de reflexión e introspección, puesto que creativamente me siento más bloqueada.

¿La mejor manera de observarse y ser consciente de cómo es el ciclo de cada una? Tan sencillo como llevar un diario menstrual. Aunque pronto detallaré cómo hacerlo, sí adelanto que solo requiere cinco minutos al día y, por experiencia propia, recomiendo mantenerlo un mínimo de tres meses. Es interesante ir comparando similares días de distintos ciclos y revisar las diferencias existentes. De esta manera nos concienciamos de los cambios físicos, mentales y emocionales.

Este autoconocimiento y la observación de otras mujeres, es lo que me hace trabajar mano a mano, con las mujeres que se acercan a mi consulta, el equilibrio en su ciclo. Y es por esto mismo que todas aprendieran a fluir con él y sentir que su propia ciclicidad, lejos de ser un tormento, es un don que hay que aprovechar.

Y vosotras ¿sabéis en qué día os encontráis? ¿Os movéis en consonancia con vuestro ciclo? ¿O bailáis a distintos ritmos?

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